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Hacía una transición justa y necesaria

Celebremos la solidaridad con nuestro pueblo, construyamos la justicia, la paz inseparable de la totalidad de la vida mundial.

Estamos finalizando el año 2021 y la transición de un periodo a otro no es un transitar por la vida, sino que es el paso de una etapa histórica que debe de ser diferente a la anterior, es decir, la transición no es una cuestión mecánica si no es un proceso histórico que debe de ser transformador. En consecuencia, si se trata de un pasaje de un gobierno a un nuevo gobierno, debemos hacer lo que se llama una transición justa, verdadera, solidaria y transformadora.

En el caso de Honduras, las elecciones ocurrieron el 28 de noviembre de 2021 y la toma de posesión del nuevo gobierno es el 25 de enero de 2022, por lo tanto, debemos decir la verdad y los problemas profundos referentes a la corrupción, venta del país, violación de derechos humanos, crímenes, cárceles de máxima seguridad, tortura, tratos crueles inhumanos y degradantes, desastres ecológicos, femicidios y feminicidios, leyes espurias e injustas. Dominación imperial y dominación de nuestros territorios, es una responsabilidad no solamente del nuevo gobierno ni de la presidenta Xiomara Castro, sino de la unidad de todo el pueblo hondureño. Solo esta unidad de la vida histórica y dignidad, puede hacer una transformación sustantiva que no va ocurrir en los primeros 100 días, sino en el curso de la emancipación real, individual, comunitaria y colectiva de Honduras con el concurso de la solidaridad del internacionalismo que tiene como principio el respeto a la vida a través de la lucha contra las armas nucleares y el armamentismo y toda posición colonialista, imperialista que amenaza la libertad, la igualdad, la justicia y la paz mundial.

En el marco de la cultura se destaca las celebraciones de los pueblos, que, en nuestro caso, tenemos un pueblo multicultural donde conviven los siguientes grupos culturales: Lencas, Mayas, Chortís, Tolupanes, Pech, Tawahkas, Misquitos, Garífunas, comunidades negras no garífunas y otros. Asimismo, se destaca el predominio de religiones católicas, evangélicas (cristianas) judías, palestinas y musulmanas.

Entre estas celebraciones predomina la navidad que se convierte en una festividad tradicional que debido a toda la crisis económica y política y la generada por la pandemia, el pueblo sufre un profundo dolor y sufrimiento como consecuencia de la crueldad que produjo un Estado policial-militar, carcelario, corrupto que ha vendido nuestro país.

No obstante lo anterior, el triunfo electoral producido por la unidad solidaria del pueblo hondureño está contribuyendo a construir una esperanza de un nuevo amanecer.

En consecuencia, la navidad o cualquier celebración del nuevo año nos ilumina a la necesidad de trabajar juntos por una transición justa que supere la barbarie de una política racista, patriarcal, militarista, clasista, ecocida y violenta contra los migrantes.

Nos sumamos a todos los actos que podamos hacer por la solidaridad humana, abracemos a nuestro pueblo y logremos es paz y justicia mundial en esta navidad y el próximo año nuevo intensifiquemos la lucha por la verdad y la justicia que están estrechamente vinculadas con el amor, la vida familiar comunitaria.

Abracemos con toda fuerza el principio que para transformar la realidad solo puede ocurrir con la transformación de cada uno de nosotros en el plano individual, social y en el amor entrañable a ese gran metabolismo de la naturaleza, la madre tierra, la vida social y la vida planetaria.

Juan Almendares